Que horror. Me la pasé todo junio y primera semana de julio sin postear NADA del mundial, el mejor mundial que he visto hasta ahora, aunque eso no dice mucho, ya que he visto mundiales de manera consciente desde los once años, mas o menos.
El mundial parecía que se iba a ir a la mierda. Hacerlo en un país en desarrollo y ni bien empezaba la fiesta ya le habían robado a no se cuantos periodistas. Honestamente pensé que iba ha ser un desastre, pero salió todo excelente. La mejor fiesta del fútbol. Me hubiera gustado ir. Será cosa de esperar cuatro años para Brasil 2014. Ahí si no me lo perderé, espero.
Las cosas que me gustaron más de este mundial fueron las sorpresas. Ver a Uruguar llegar tan lejos, apostar que Alemania iba a llegar a la final y verlos caer con una increíble España, que no era mi favorita, pero que debo admitir obviamente que jugaron de la puta madre. Eso es lo mejor del fútbol, que depende de tantos factores. No sólo es tener buenos jugadores, sino el estado emocional con el que se enfrenta el partido. Es como la vida, hay veces en que todo puede estar de tu lado, hay veces en que por más esfuerzo que hagas, todo se va al carajo.
Disfruté mucho los partidos porque tuve la suerte de regresar temprano del trabajo, aprendí datos de los jugadores de fútbol que ya me voy a olvidar en un par de semanas, me peleé imaginariamente con los comentaristas, y si, también me enojé cuando perdieron los equipos a los que le iba, pero lo mejor de todo fue vivir el mundial en mi casa, en el trabajo, con los amigos, y hasta en el facebook.
Lo único que odié del mundial fue (no la canción de Shakira, no) que mi jefe le preguntaba solo a los hombres de la oficina si habían visto el partido o no. En serio, a estas alturas de la vida, esa actitud machista ya debería de lapidarse de una vez por todas. Y si, yo también tengo una opinión sobre las jugadas. Y no, no veo los partidos nada más para ver a los jugadores churros (claro que es un plus, innegablemente).
El fútbol es un deporte que une a la gente. No creo que exista en el mundo un deporte que tenga la fuerza que tiene el fútbol. Ahí se junta la idiosincracia, fe, esperanza y estado de ánimo de una nación completa, en once hombres que salen a la cancha a darlo todo por su camiseta, por su país. Al menos así lo vemos nosotros, los que miramos a través de la pantalla del televisor o los que tienen la suerte de gritar en el estadio. Cuando un país se quiebra, se ve en el único deporte que es capaz de salvar todas las diferencias, el único que hace que el mundo se detenga por un mes, que nadie esté interesado en otra cosa que no sea ver los partidos, vivir la experiencia, gritar, quejarse, pelearse con tu papá, tu hermano o tus amigos, sobre aquel penal, ese tiro libre, ese corner, sobre quién jugó mejor, sobre ese jugador que se sacó la mierda, sobre el árbitro que es un pelotudo…
Yo viví el mundial.
Y ahora, haciendo zapping en la tv por la tarde me falta algo.
Habrá que esperar otros cuatro años.